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losdiasfuriosos@gmail.com
Salvar el culo: ésa es la principal preocupación de la inmensa mayoría de los políticos. Salvar el culo a costa de todo y llevándose por delante lo que haga falta.
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Salvar el culo: ésa es la principal preocupación de la inmensa mayoría de los políticos. Salvar el culo a costa de todo y llevándose por delante lo que haga falta.
La esperpéntica rueda de prensa ofrecida por Ana Botella tras la tragedia del Madrid Arena, y posteriores intervenciones de dirigentes del Ayuntamiento de Madrid, son el mejor ejemplo de ello. Desde el primer momento, la alcaldesa centró todos sus esfuerzos en transmitir una única idea: “la culpa no es nuestra”. Ellos nunca tienen la culpa de nada.
En un primer lugar, señaló al empresario (“amiguito” del PP, por cierto). La Justicia dictaminará el grado de culpabilidad del promotor. De momento, ya sabemos que la administración contrató el evento con una empresa morosa, algo que prohíbe la ley, y con un empresario con más de veinte causas abiertas desde 2000. También los tribunales valorarán si el Ayuntamiento hizo dejación de funciones al no garantizar la seguridad de la fiesta y al no articular los mecanismos de control precisos. Pero ya vamos conociendo que la Policía lleva informando desde 2006 de que el Madrid Arena no estaba convenientemente preparado para acontecimientos tan multitudinarios. Nadie hizo nada.
Pero Botella (con el respaldo de los estómagos agradecidos que le ríen las gracias) fue más allá y empezó a deslizar un mensaje canalla: aseguró (poniendo “caritas”) que los jóvenes habían consumido “alcohol, como mínimo”. Es decir, ya se deja caer la idea de que las víctimas también son los culpables. Además, anunció que se prohibirían ese tipo de fiestas, o lo que es lo mismo, que la culpa es de la música y de las fiestas. Según los mecanismos mentales de Botella, habría que prohibir los coches (muere mucha gente en accidentes), los aviones (recordemos , precisamente en Madrid, la tragedia de Spainair) o el fútbol (no es el primer aficionado que se ve envuelto en trifulcas con resultado mortal).
Además, es muy ventajista establecer una conexión causa-efecto entre que la gente pueda ir más o menos bebida o drogada, y que pierda la vida asfixiada en un pasillo.
Además, es muy ventajista establecer una conexión causa-efecto entre que la gente pueda ir más o menos bebida o drogada, y que pierda la vida asfixiada en un pasillo.
La idea que sibilinamente se trata de trasladar es ruin y mezquina: en vez de asumir y depurar responsabilidades, se demoniza y se criminaliza a la música electrónica, a las fiestas, e incluso a las jóvenes “que iban de alcohol, como mínimo” y a sus familias (he llegado a escuchar que las familias deberían haber tenido más vigilancia sobre la vida de sus hijos). Se ha dicho que este tipo de fiestas son “un problema social”. Lo que es un problema social es la negligencia de las administraciones y lo expuestos que estamos los ciudadanos a la ineptitud de éstas. Ése sí que es un problema social. ¿Desde cuándo la música, los conciertos o las fiestas son un problema social?
El juez dirá lo que tenga que decir, y repartirá culpabilidades, en caso de haberlas, entre empresario y Ayuntamiento, pero no hace falta esperar a la sentencia para saber que ni la música, ni las fiestas, ni las niñas fallecidas ni sus familias tienen la culpa de nada. Si acaso, las niñas sí cometieron un error: pensar que vivimos en un país serio en el que se puede confiar en la responsabilidad de los empresarios y en el buenhacer de las administraciones. Ese fue su error, y no otro.
Es miserable tratar de convertir a las víctimas en culpables con tan de salvar el culo… Hay que ser un canalla para hacer eso…
Muy de acuerdo con el artículo en general. Desde luego la culpa no es de la música electrónica. En cualquier evento donde se sobrepasa el aforo como parece haber sucedido aquí se corren tremendos riesgos de que este tipo de cosas sucedan.
ResponderEliminarDebería reflexionarse sobre este tipo de diversiones masivas y sobre quienes están detrás de las empresas organizadoras. Al parecer detrás de la empresa que organiza se esconde un grupo que organiza este tipo de eventos y cuyo responsable parece tener mucha amistad con el vicealcalde de Madrid. A su vez ese grupo podría pertenecer a otro que tiene mucha relación con el juego y los casinos... El PP por el medio y los responsables de fiscalizar que todo esté ok en un evento así, los promotores que sobrepasaron el aforo y demás familia, saldrán de rositas. pagará el imprudente de la vengala. No los verdaderos responsables.
Juraría que este grupo que está metido en temas de casinos tienen alguna relación con el binomio PP-Adelson y la llegada de Eurovegas a Madrid...
*Bengala. Perdón
ResponderEliminarDeberían depurarse responsabilidades. Por suerte, al año se celebran miles de fiestas y conciertos similares y no pasa nada.
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