@losdiasfuriosos
losdiasfuriosos@gmail.com
Que el país no está para huelgas, dicen algunos. Pues menos mal. ¿Cómo tendría que estar entonces para que se justificase una huelga? De hecho, se hace difícil imaginar un escenario tan proclive a la huelga como el actual. El país está hecho un auténtico desastre… y va a peor.
losdiasfuriosos@gmail.com
Que el país no está para huelgas, dicen algunos. Pues menos mal. ¿Cómo tendría que estar entonces para que se justificase una huelga? De hecho, se hace difícil imaginar un escenario tan proclive a la huelga como el actual. El país está hecho un auténtico desastre… y va a peor.
Está bien. No haré trampas: en realidad, los que desaprueban la huelga reconocen que, precisamente por lo mal que está el país, la convocatoria no es apropiada en este momento concreto. Pero es que las huelgas se convocan cuando las cosas van mal y porque las cosas van mal. No tendría sentido hacer huelga si todo fuese sobre ruedas. Además, la huelga no es sólo por el presente; es también por el futuro, ya que las medidas que se están tomando conducen a España al abismo, enterrando su porvenir y abortando voluntariamente cualquier intento de llevar a cabo una salida de la crisis justa y digna. El lema de la huelga es muy acertado: “Nos dejan sin futuro: hay culpables, hay soluciones”.
Más motivos, imposible. No aporto nada nuevo, pero un pequeño recordatorio para despistados:
1. Fraude electoral: El PP gobierna en situación de fraude democrático. Presentó un programa para ganar, a sabiendas de que no quería ni podía cumplirlo. Se burló de los españoles y de la democracia.
2. Reforma laboral: Es una máquina de fabricar paro y de fomentar el empleo precario. Su fracaso es clamoroso… a no ser que tenga razón Bardem.
3. Recortes ideológicos: ¿En qué recortar y en qué no? El PP utiliza un marcado sesgo ideológico y clasista. La crisis, como excusa. Austeridad inútil, obsesiva, selectiva, y populista. Sin medidas paralelas de crecimiento.
4. Sanidad en venta: Privatizaciones, “medicamentazo”, empeoramiento de la calidad sanitaria y retirada de tarjeta sanitaria a inmigrantes sin papeles. ¡Qué tiempos aquéllos en los que España presumía de su sanidad pública…!
5. La educación de Wert: Basada en la segregación. Fin de la igualdad de oportunidades. Impulso a los centros privados en detrimento de los públicos. La Universidad se convierte en un lujo inalcanzable para familias sin recursos.
6. Hachazo a la dependencia: De facto, el certificado de defunción de la Ley de Dependencia, una ley que decía mucho acerca de los valores de un país.
7. Rescate de la vergüenza: Ya sé que se trata de una frase muy manida: el Gobierno rescata a los bancos y deja caer a las personas. Demagogia, dirán algunos. No, demagogia, no: es una verdad como un templo. Los bancos y los banqueros corruptos, de rositas.
8. Tasazo de Gallardón: Fin del acceso gratuito a la Justicia. Fin de la justicia igual para todos. Fin del artículo 24 de la Constitución.
9. Fractura social: Se acentúan las desigualdades y se ataca a la clase media, la que cohesiona un país. Sociedad empobrecida.
10. Soberanía entregada: Que yo sepa, nadie votó ni aprobó entregar la soberanía nacional a Berlín y Bruselas.
¿Acaso son pocos motivos? ¿No suficiente peso? Y podríamos seguir…
La campaña de persecución contra los sindicatos es infame. Todos aquéllos que no aceptan el desmantelamiento del país son criminalizados… pero estos intentos de “tapar bocas” ya no cuelan. Ni tan siquiera a través de la represión se está silenciando a la población. De momento, el “stop” provisional a los desahucios ha sido la primera victoria parcial de una ciudadanía enfurecida, y una muestra de que la protesta sí puede obtener frutos.
La huelga es un derecho (por mucho que le moleste a Esperanza Aguirre), y por tanto, está dentro del juego democrático y del marco legal. Pero ojo, porque existe suficiente caldo de cultivo como para ir más allá de una simple huelga. Cada vez son más las personas que se suben al tren de la desobediencia civil como única forma de salir de ésta. Y no les falta ni razón ni motivación. Cuidado con la “masa”, porque a la derecha española y europea no le va a resultar tan fácil acabar con todo…
Hay motivos para protestar pero creo que habría que ir hacia otra forma de movilización porque lo que está claro es que la huelga no sirve en este momento. Primero, hay seis millones de trabajadores (ahora en paro) perjudicados por la situación actual y NO pueden ir a la huelga. Y segundo, los que tienen trabajo tienen miedo de perderlo, por lo que NO irán a la huelga. ¿Por qué no pensamos en otras formas de protesta? Por ejemplo, una huelga de consumo (una jornada entera sin consumir, ni un café...) o una jornada de apagón total... Algo que de verdad haga que los empresarios frenen en seco.
ResponderEliminar