jueves, 21 de agosto de 2014

Sobre la elección directa de alcalde... ("Gobernaremos siempre y en todas partes")

Dos preguntas y una respuesta: ¿qué pasará con los presupuestos municipales? Un alcalde en minoría será casi siempre incapaz de sacar adelante los presupuestos, condenando a un montón de localidades a prorrogar durante varios años presupuestos ya obsoletos. Esta reforma sumiría a muchas ciudades en el desgobierno. ¿Y qué hacemos con la moción de censura? ¿La eliminamos también? Si no la eliminamos, los alcaldes en minoría durarán 24 horas. Si nos la cargamos, le metemos otro bocado más a la ya depauperada calidad democrática del país.

La respuesta a ambas cuestiones es la misma. Se daría al partido más votado la mitad+1 de los concejales. Esto significa que una de las premisas más inviolables de la democracia (todos los votos valen lo mismo) salta por los aires. Los votos del partido más votado valdrán más. Adiós proporcionalidad. El alcalde de turno se convertiría en una especie de caudillo intocable.

lunes, 11 de agosto de 2014

El PP se aferra a Podemos

El ciudadano, por suerte o por desgracia, no puede votar “en contra de” un partido. Sólo puede votar “por”, “a favor de”. ¿Qué pasa si te da igual qué partido gane, pero tienes claro cuál no quieres que gane? ¿Qué sucede si no muestras una especial adhesión hacia ningún partido, pero en cambio sientes auténtica animadversión por otro? Lo más parecido que hay a votar “en contra de” un determinado partido es votar por su gran opuesto ideológico, por su antagonista más evidente. Esto explica por qué el PP agita tanto el árbol de Podemos. El PP puede encontrar en el “efecto Podemos” un gran vivero de votos. De votos que había perdido y que, gracias a Podemos, espera recuperar. Aquéllos que votarían“contra Podemos”, votarán por el PP.