“España no es Grecia”, proclaman ahora sesudos analistas tras la victoria de Syriza. Otros van más lejos: “Grecia no es España”. Hay varios elementos que sí comparten Grecia y España y que en la calle constituyen una bomba de relojería: el paro, la exclusión social, el empobrecimiento y la desigualdad. Y se le pueden sumar factores de índole más sentimental, como la sensación de estafa y de frustración de aquéllos a los que han dejado con tan poco, que muy poco tienen ya que perder.
España no es Grecia y Grecia no es España. Pero es que
España tampoco es ya España: porque si hace apenas tres años nos dicen , por poner
sólo un par de ejemplos, que la sanidad pública negaría el tratamiento a
enfermos en riesgo vital, o que uno de cada cuatro niños estaría en situación
de exclusión social sin posibilidad de hacer tres comidas al día, no nos lo
creeríamos.
Definen populismo como decirle a la gente lo que quiere oir
a sabiendas de que son promesas imposibles. Ejemplo: España 2011. “Bajaremos
los impuestos y crearemos 3,5 millones de puestos de trabajo”. Podemos y Syriza
no dicen lo que la gente quiere oir: dicen lo que mucha gente quiere hacer, que
es distinto. De momento, Tzipras no pide nada que no contemple el acta
fundacional de la UE: negociar entre iguales y gobernar para iguales.
Por cierto, De Guindos se muestra preocupadísimo por recuperar los 25.000 millones de euros
que España prestó a Grecia para su rescate. Paradójicamente, recuperar los
24.000 millones regalados a Bankia parece no interesarle tanto. ¿Acaso es tan descabellado decir , como Syriza o Podemos, que sólo se asumirá la parte de deuda que ha recaido en beneficio de los ciudadanos (pensiones, sanidad, bienestar, subsidios...), pero que no se reconocerá la deuda que ha ido a parar a fines espúreos y a turbios intereses de unos pocos?
Grecia deberá emplear el 51% del nuevo rescate en devolver préstamos y en pagar intereses generados por el primer rescate. Por lo tanto, esta fase adicional no es tanto un rescate para Grecia o para los griegos, como sí un rescate para sus acreedores. Es decir, Alemania utiliza a Europa para cubrirse sus espaldas.
Históricamente, a la derecha sólo le gusta la democracia cuando gana. Por eso la Europa liberal (junto a sus cómplices habituales: socialistas, mercados, especuladores, grandes empresas y fortunas,...) lanzan a degüello su plan de sabotaje y boicot contra el nuevo gobierno griego. “A nosotros también nos han votado”, espeta a Varoufakis el ministro alemán de Finanzas. Exacto: les han votado en Alemania, no en Grecia ni en España. ¿Estamos ante una UE de modelo neocolonial, con una gran metrópoli y colonias periféricas a su servicio? ¿Es una Europa entre iguales y para iguales?
Históricamente, a la derecha sólo le gusta la democracia cuando gana. Por eso la Europa liberal (junto a sus cómplices habituales: socialistas, mercados, especuladores, grandes empresas y fortunas,...) lanzan a degüello su plan de sabotaje y boicot contra el nuevo gobierno griego. “A nosotros también nos han votado”, espeta a Varoufakis el ministro alemán de Finanzas. Exacto: les han votado en Alemania, no en Grecia ni en España. ¿Estamos ante una UE de modelo neocolonial, con una gran metrópoli y colonias periféricas a su servicio? ¿Es una Europa entre iguales y para iguales?
@RubenReyM
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