martes, 7 de octubre de 2014

Ébola en África. Ébola en España

Y ahora, cambiemos el enfoque y abandonemos por un rato nuestro óptica de primer mundo. Aquí cunde la preocupación (con razón) ante un único contagio de ébola en nuestro entorno. ¿Nos hemos parado a pensar cómo nos sentiríamos si tuviésemos miles de enfermos y de fallecidos a nuestro alrededor? Pues así están en Sierra Leona, Liberia... Y sin embargo, en el siniestro ranking de mortalidad de enfermedades contagiosas en África el ébola no está ni entre las diez primeras. La malaria, la diarrea o el SIDA la superan en muchos miles de víctimas al día.

¿Por qué entonces tanta atención al ébola? Para todas las demás enfermedades, Occidente tiene cura fácil y a mano. Miles de africanos pueden morir cada día de malaria sin que pase nada: no hay problema, porque si la malaria llega al primer mundo la curamos en 24 horas. Incluso el VIH ya se puede controlar con un tratamiento farmacológico adecuado. Pero ¿y si llega el ébola? Al fin, Occidente se siente aludido por una enfermedad “africana”. Puro miedo. La venganza microscópica del continente olvidado. Que se contagien occidentales es una fantástica noticia para África. Al fin las farmacéuticas buscarán vacunas y tratamientos. Cabe recordar aquí que el ébola mata en África desde 1976.
Una paradoja. O quizás algo así como justicia divina. El mismo gobierno que levanta enormes e inhumanas vallas para que no entren inmigrantes africanos en España es el mismo gobierno que ha introducido  en el país un microscópico virus letal.
Una cosa es que sean corruptos. O incompetentes. O que defiendan oscuros intereses. O que entreguen la sanidad universal a sus amiguetes. Pero el colmo es que se conviertan en un peligro para la salud pública. El contagio de la enfermera nos lleva a preguntarnos en manos de quién estamos.

La chapuza nacional y sus imprevisibles consecuencias no han tardado en dar la vuelta al mundo. Marca España. Si Rajoy sintiera todavía el más mínimo respeto por los españoles ya habría destituido a esta señora. Pensar que ella pueda tener la dignidad de dimitir es ciencia ficción.
La forma en la que Pajares y García Viejo entregaron su vida es admirable. Se critica ahora la conveniencia o no de la repatriación de los misioneros. La obligación del gobierno era traerlos de vuelta. Y esa gente se lo merecía. Simplemente consistía en hacerlo bien. Por lo visto, era mucho pedir. Más allá de las responsabilidades políticas y humanas, ¿acaso no habría responsabilidades penales del gobierno? ¿Y si aparecen nuevos casos?

Los medios afines al régimen (o sea, casi todos) retransmitieron a todo trapo el traslado de Pajares por las calles de Madrid, y presumieron de cómo la ministra “ofrecía su experiencia” a Europa para gestionar casos similares. Hoy, los parlanchines de las tertulias de radio y televisión se han convertido en grandes expertos en protocolos anti-ébola. No obstante, mejor que hablen los que sí saben: un enfermero de la UCI del Hospital La Paz alertaba en el momento del traslado del padre Pajares de graves irregularidades: Decía:

El hospital no tiene la infraestructura adecuada. (…) Carece de habitaciones de aislamiento con presión negativa. (…) Los protocolos del Ministerio fueron modificados a gusto para poder adaptarlos a las carencias: si no tenemos presión negativa, decimos que como no está demostrada la trasmisión aérea no es necesaria tal medida. (…)Los protocolos no fueron entregados al personal, ni expuestos en las reuniones con enfermería. (…) No existen protocolos específicos de UCI. (…) El personal exige la realización de cursos de capacitación para tratar estos casos. Se sustituían las calzas por bolsas de plástico, no existían escafandras completas y venían a decir que había que hacer un apaño para cubrirse la cara con cinta aislante. (…) En este asunto hay mucha improvisación y una actitud temeraria por parte de los que NO van a estar mirando al virus a la cara.

Por supuesto, nadie le hizo ni caso. Era un sindicalista rojo que sólo quería desestabilizar. No tardarán en culpar a los trabajadores, incluso a la enfermera contagiada. O si no, dirán que el virus es populista, bolivariano y proetarra. Cualquier cosa antes de reconocer que estamos ante uno de los mayores despropósitos de la historia reciente de España. Se busca gobierno capaz. Urge.

@RubenReyM

 

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