Deberían haberlo parado antes. Ahora ya parece tarde. Cuando la pulsión independentista prende en la calle, el proceso se vuelve casi imposible de revertir. El Gobierno central ha sido inmensamente torpe. Rajoy nunca se tomó este asunto en serio.
¿Cómo ha ido tratando Madrid el proceso catalán? Primero de modo despectivo, condescendiente, casi burlesco. Más tarde, pasaron a la descalificación gratuita. Sin embargo, lograron el efecto contrario: cada insulto en Madrid creaba un nuevo independentista en Catalunya.
Posteriormente trataron de asustar a los catalanes con argumentos económicos. El PP olvidaba que, aunque les parezca increíble, no todo es dinero. Que si se quedarían fuera del euro, que supondría la quiebra catalana, que se irían las empresas… Todo eso habría que verlo. Además, la tensión separatista se cimenta más en raíces políticas, emocionales y culturales… no tanto económicas.
Por último, Madrid, ya asustado, ha llegado a la fase de prohibición y
amenaza: “no haréis la consulta porque lo
digo yo” (para disimular cambian “yo”
por “la ley”, pero viene a ser lo
mismo). “Y si la hacéis, preparaos:
suspendemos la autonomía… y si es preciso mandamos los tanques”.
Ahora tiran por el tema jurídico: la consulta es ilegal y la Constitución no lo permite. Pues cambien la Constitución. ¿O no la cambiaron en diez minutos ZP y Rajoy cuando lo ordenó Markel para imponer un inhumano techo de gasto? El problema catalán no es de orden jurídico. Es político.
En resumen, ni a propósito se podría haber gestionado peor este asunto desde Madrid. Ahora, corregir el desaguisado resulta muy complicado. Se ha alcanzado el punto de no retorno. Llegados a este punto, o se otorgan concesiones políticas a Catalunya, pese a quien pese, o el conflicto irá a más...
Resulta cómico el argumento de que TV3 le tiene “el coco
comido” a los catalanes. ¿Acaso en los hogares de Catalunya no se ven TVE,
Antena3TV, Tele5, Cuatro, LaSexta… canales todos ellos muy contrarios al
soberanismo? La tesis de la manipulación de los catalanes no parece sólida.
De hecho, es un argumento hiriente y ofensivo, ya que parte de la idea de que
los catalanes no son dueños de sus propias ideas. Ahora tiran por el tema jurídico: la consulta es ilegal y la Constitución no lo permite. Pues cambien la Constitución. ¿O no la cambiaron en diez minutos ZP y Rajoy cuando lo ordenó Markel para imponer un inhumano techo de gasto? El problema catalán no es de orden jurídico. Es político.
En resumen, ni a propósito se podría haber gestionado peor este asunto desde Madrid. Ahora, corregir el desaguisado resulta muy complicado. Se ha alcanzado el punto de no retorno. Llegados a este punto, o se otorgan concesiones políticas a Catalunya, pese a quien pese, o el conflicto irá a más...
Que tras 34 años de fraude se elija precisamente este
momento para destapar el escandalazo Pujol no deja de ser otra burla de Madrid
hacia Catalunya. “Nos llevan robando 34
años y no habéis hecho nada, y de pronto os acordáis de esto a tres meses del
referéndum”. La maniobra parece poco hábil: los
independentistas no dejarán de serlo de la noche a la mañana por el caso Pujol.
Lo que sí sucederá es que los independentistas de CiU se harán ahora
independentistas de Esquerra. Y los de Esquerra no van de farol…
Desde fuera se intuyen dos tipos de independentistas
catalanes: los que quieren ser sólo catalanes, pero no tienen nada contra
España, y los que además sienten auténtico hartazgo y vergüenza de España. Normal.
Ahora que el PP (¡sí, sí, el PP!) se llena la boca hablando
de regeneración democrática, dejen a esa gente votar. ¿Por qué tanto miedo a
que la gente se exprese? No obstante, los catalanes ya empezaron a votar para
el referéndum en las últimas europeas. Y el resultado fue demoledor…
Choque de trenes de dos nacionalismos: el catalanismo y el
españolismo. El españolismo es, con diferencia, el nacionalismo más radical e
intolerante que hay en España. Por cierto, tiene gracia que el ministro que más habla sobre Catalanuy sea el de Asuntos Exteriores.El caso catalán es de orden político y requiere de una solución política. ¿Estarán a la altura los políticos? No tiene pinta. ¿Se votará el 9-N? Es lo de menos. Lo de Catalunya ya es sólo cuestión de tiempo…
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