viernes, 20 de diciembre de 2013

Silva, Castro y los jueces molestos

La estrategia no es nueva. Cuando un juez decide investigar un caso de corrupción, cuando acorrala a determinados partidos, cuando desenmascara a según qué personajes (llamémosles así), cuando “se atreve” con grupos de poder e influencia, cuando toca a los que se creían intocables, cuando mete las narices en los trapicheos de algunos, cuando pregunta, cuando molesta, cuando considera que de verdad todos somos iguales ante la Ley, cuando persigue la verdad caiga quien caiga… cuando todo eso sucede, la maquinaria propagandística entrará en acción para iniciar una campaña de acoso y desprestigio contra el juez… Sí, sí, contra el juez. No contra el presunto corrupto, no, sino contra el juez, ese “maldito entrometido anti sistema”.



Palmeros y estómagos agradecidos no tardarán en darle la vuelta a la tortilla: protegerán al corrupto y a los intereses que representa, convirtiendo la causa contra el delincuente en una causa contra el juez. El juez pasará a ser el malo de la película, y el “presunto” será ahora la víctima, víctima de un magistrado “estrella y justiciero” (siempre atacan con esos adjetivos. Curiosamente, los jueces que investigan casos “del otro partido”, y que también salen en los medios, no son en cambio ni estrellas ni justicieros). Veamos dos ejemplos de magistrados acosados por “incómodos”: Silva y Castro.
Elpidio Silva. Ha metido en prisión a Blesa. Dos veces. Blesa fue colocado por Aguirre y sobre todo por Aznar al frente de CajaMadrid. A dedo, sobra decir. (El mito del ex presidente Aznar se desmonta día a día: beneficiario de Gürtel, responsable de la catástrofe de CajaMadrid y Bankia, e ideólogo de la España del ladrillazo, germen de la situación actual). La desvergüenza con que se gestionaron estas entidades bancarias desnuda al PP. “Que se sepa lo menos posible”, es la máxima. Así que empieza la cacería del juez, “culpable” de pedir responsabilidades a los causantes del sufrimiento de tanta gente, “culpable” de meterse donde no le llaman… “culpable” de molestar, "culpable"· de buscar justicia. Lo que indigna a los populares no es la corrupción en sí misma, sino que se sepa. "Los mails publicados violan la privacidad de las personas", lamentan.
Más allá de chanzas casposas sobre el nombre de pila del magistrado, se enfatiza el historial de Silva como argumento para desacreditarlo: que si tiene varios expedientes abiertos, que sus autos son inconsistentes, que si no pagaba el alquiler de su casa… Se pone en duda su capacitación profesional e incluso su equilibrio mental. Por último, concluyen su exposición con un argumento de peso: “el juez tiene manía a Blesa”. Manía, como si esto fuera un parvulario. Y de este modo, van enmendando la plana a Blesa, defendiendo lo indefendible, y trasladando a la opinión pública un mensaje contaminado: “¡pobre Blesa, ese angelito…en manos del vengativo Elpidio!”. Recuerdan que no pisaba la cárcel un banquero desde Mario Conde, ese faro neoliberal. Pues con eso está todo dicho: así nos va… Al final, se habla más de Silva que de Blesa: objetivo cumplido.  Es más, el juez Silva acabará siendo el único condenado por la estafa de las preferentes.
Algo parecido le pasa al Juez Castro. Las informaciones periodísticas que vienen apareciendo sobre el Caso Noós, y que parecen veraces y rigurosas, muestran a las claras un escándalo monumental donde la Infanta era beneficiaria, consentidora y reclamo para turbios negocios. Pues no; ahora resulta que es el juez el que tiene un interés personal en procesar e imputar a Cristina de Borbón. Vamos, que también le tiene manía. ¡Qué jueces tan maniáticos! Deslizan la idea de que el juez quiere sus quince minutos de gloria… que la buena de la Infanta no ha hecho nada y que "el izquierdoso Castro" busca una causa general contra la institución monárquica. Es más, algún malpensado podría llegar a creer que se ponen trabas o trampas a la instrucción de Castro, para que ésta parezca errática y errónea. Los jueces molestos tienen el enemigo en casa.

Pese a la intensidad de las campañas orquestadas para proteger según qué intereses y privilegios, lo cierto es que ya no cuela. La gente sabe lo que hay, porque las evidencias contra Blesa y los que lo encumbraron son clamorosas, al igual que lo son contra la Infanta y los que la taparon…
Pero lo más grave en estos dos casos es el rol desempeñado por la Fiscalía del Estado, que asume el papel de la Abogacía y se pone de lado de los investigados (de lado de Blesa y de la Infanta), al tiempo que cuestiona a los jueces. Lo nunca visto en una Fiscalía. El mundo al revés: ¡la Fiscalía ayudando a Blesa y a la Infanta! ¿Pero estamos de broma? ¿Qué clase de sistema judicial es éste? Pues un sistema que desterró a Garzón, episodio que es genuino ejemplo de “marca España" ; o un sistema en el que muchos consideran que se puede seguir adelante como si nada mientras miles de cadáveres siguen enterrados en las cunetas. Con Garzón expulsado, con los delincuentes protegidos por las Instituciones,y con los jueces valientes víctimas de persecución... los ciudadanos caemos en la tentación de pensar que la Justicia concluye en las Audiencias Provinciales, y que de ahí para arriba todo es política, con el Consejo General del Poder Judicial sometido y sumiso al poder de turno (en mayor medida cuando es en concreto uno de los partidos el que ocupa ese poder)
Es España un país en en el que la separación de poderes se considera una broma de mal gusto… Confiemos, ya a la desesperada, en ese puñado de jueces “molestos”… ¿Les dejarán hacer su trabajo? ¿Cuánto tardarán en retirarles de los casos, o directamente en sacarles de la carrera judicial? ¿Soportarán tantas presiones, tantas injerencias…?
La redención de España será a través de la Justicia o no será… ¿Interesa?

@losdiasfuriosos
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