martes, 24 de septiembre de 2013

El espejo portugués: viaje a Lisboa

"Esperar resultados diferentes haciendo lo mismo es de necios"  (Albert Einstein)

Si llegas a Lisboa ya entrada la noche, te sorprende la pobrísima iluminación de las calles, y no sólo de las periféricas, sino también de las grandes avenidas que vertebran el centro de la capital. Lisboa vive ahora en penumbras, y los que hemos estado en otras ocasiones sabemos que antes esto no era así. Poco queda de esa Lisboa inquieta de primera hora de la noche, la Lisboa de cafeterías, de restaurantes, de ambiente... Si acaso, serían todas esas personas (cada vez más) que pasan la noche durmiendo en la calle las que sí agradecerían una mejor iluminación.

A la mañana siguiente, descubres una Lisboa descuidada, sucia, venida a menos. Siempre se ha dicho que el carácter melancólico y decadente de Lisboa forma parte de su encanto y de su ADN. Pero la decadencia actual es distinta y, desde luego, carece del más mínimo encanto. "Algo" ha pasado en Lisboa.


Comienzas a pasear. Muchos contenedores de basura no han sido recogidos y la porquería desborda. Sí, la capital de un país de la UE huele... En España, es cada vez más frecuente encontrarse con indigentes en las aceras, en los semáforos, en las puertas de los supermercados... Pues bien, incomparable con el grado de pobreza que salta a la vista en Lisboa. Personas pidiendo limosna a cada paso. En las tiendas de alimentación, presencia policial para evitar robos de alimentos de primera necesidad. Mientras, decenas de personas aguardan fuera. ¿Qué hacen allí? Están esperando por las sobras, por los productos caducados, por la comida estropeada que el súper deshecha y sobre la que ellos se abalanzan...

Comes en una terraza y observas que hay gente merodeando. ¿Por qué? Esperan a que acabes y te levantes de la mesa para adelantarse al camarero y tratar de hacerse con la comida que has dejado en el plato... o con las monedas de la propina.

Las paredes y los muros de la ciudad están llenos de pintas. "Fuck the troika" es uno de los lemas más habituales. Merkel y el FMI también son señalados. En ese sentido, Portugal sí que nos lleva ventaja: ellos ya tienen claro que su futuro se decide en Bruselas y en Berlín, en donde ahora reside la soberanía lusa, igual que la española.

Quedo con un viejo amigo de la facultad, que reside y trabaja en Lisboa. "Lo que han hecho con Portugal o con Grecia es una vergüenza. Son países vendidos y devastados. Y lo peor es que en vez de reconocer el fracaso de estas políticas neoliberales, se niegan a rectificar y siguen con más de lo mismo", me dice.

Muchas de las recetas experimentadas en Portugal son idénticas a las que España ha asumido o a las que planean imponerle a corto plazo: subida masiva de impuestos, bajada de pensiones, privatizaciones, ataque al Estado del Bienestar y al sector público, sumisión a Europa, fomento de las desigualdades... Y la famosa rebaja de sueldos, catastrófica en Irlanda, Lituania, Grecia, Portugal... y también catastrófica en España, en donde los salarios ya han bajado un 6% provocando un paro insostenible. Y a pesar de tener el espejo portugués tan cerca, Rajoy sigue obediente, fuerte con los débiles y débil con los fuertes, empeñado en ser el alumno aplicado de Merkel, el que llega al día siguiente al cole con todos los deberes hechos y va rápidamente a enseñárselos a "la seño".

Veámonos reflejados en el espejo portugués y abrochémonos los cinturones...

Einstein dijo: "esperar resultados distintos haciendo lo mismo es de necios". Claro que Einstein se dedicaba a investigar el origen del Universo, no a vender países.

@losdiasfuriosos


1 comentario:

  1. Este verano estuve en Lisboa y la que veo decante es a Porto. Como dices, es para echarse a temblar

    ResponderEliminar