viernes, 22 de mayo de 2015

24-M: banco de pruebas

"Con todo lo que ya se sabe, muchos volverán a ser votados, y tendremos que admitir que somos un país de mierda". José Sacristán.

Recientemente, el rotativo británico “The Guardian” publicaba un interesantísimo artículo: “¿Por qué seguimos votando a idiotas?”. Lo explicaba en base a dos principios de la psicología: el “efecto Dunning-Kruger” y la “ley de la futilidad de Parkinson”. Las conclusiones son descorazonadoras: las personas menos inteligentes suelen tener un alto concepto de sí mismas y una elevada autoestima (el atrevimiento de la ignorancia),  lo cual les permite ser convincentes y ofrecer aparentes soluciones sencillas a problemas complejos. Asimismo destinan muchos esfuerzos a temas insignificantes pero muy cercanos al público, y pasan por alto los asuntos realmente delicados. Por el contrario, las personas inteligentes dudan, analizan, saben que las soluciones no son tan sencillas, van a lo importante antes que a lo urgente... y eso les aleja de la gente. Si eres inteligente y culto, y quieres triunfar en política, disimula. “No todos los políticos son idiotas, pero la mayoría sí”, concluye The Guardian.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Andalucía: pecado y penitencia

Apenas habían transcurrido unas horas desde la celebración de las elecciones andaluzas. Apenas habían transcurrido unas horas y la número 9 del PSOE por Jaén era detenida. Apenas habían transcurrido unas horas y dos Delegados de Empleo de la Junta y otros 15 ex altos cargos también eran arrestados. Apenas habían transcurrido unas horas y el juez Ruz confirmaba la existencia de una caja B en el PP. Apenas habían transcurrido unas horas y el auto del magistrado refería la financiación ilegal de al menos cinco campañas electorales de los populares. Apenas habían transcurrido unas horas desde que PSOE y PP aglutinasen 83 de los 109 diputados en litigio. “Disfruten lo votado”, escribía un lacónico tuitero.

martes, 24 de febrero de 2015

Europa vs Grecia: ¿entre iguales y para iguales?

Por lo visto, devolver la electricidad a familias sin recursos es una medida radical, extremista, antisistema y antieuropeísta. Las primeras actuaciones que anuncia Syriza van encaminadas a rescatar personas, dentro de un contexto social de emergencia nacional. Y de pronto, la gran sorpresa: valores que se suponía todos compartíamos (la justicia social, el ejercicio de la soberanía, la defensa de lo público, la igualdad de oportunidades...) pasan a ser ideales populistas y de extrema izquierda. Ahora se entienden muchas cosas… Así, Europa dice sentirse  amenazada por la subida del salario mínimo de los griegos o por la suspensión de privatizaciones de aeropuertos, puertos o eléctricas en el país heleno.